En las últimas horas el presidente Lacalle Pou retoma el manual que lo había llevado a tener durante el primer periodo de mandato un alto nivel de apoyo.
La declaración “La justicia habló”, luego de la condena del jefe de seguridad presidencial y mientras su propio nombre crecía entre las menciones del caso Astesiano, estuvo seguido de varias apariciones públicas de “impacto”. Una realización de vídeo saludando a un hombre en una camioneta, volviendo a la cancha con sus hijos para ver Boston River, participaciones en actos públicos rodeado de gente y selfies, un “reencuentro con Loli” en la feria de cuchillería criolla y ahora el saludo a un niño por su cumpleaños de 11 mientras el pequeño le cuenta que nombró “Pou” a su gato.
Sin embargo, cuando se analiza el impacto de estos hechos en la conversación pública, se puede observar que aún no logran el efecto buscado, de hecho casi obtienen resultados inversos, ya que en las últimas horas la conversación negativa asociada a la figura del presidente crece.
Quizá estás acciones resulten demasiado forzadas incluso para la militancia multicolor y lejos de fortalecer su imagen pública lo acercan más a un mandatario lejano a los verdaderos asuntos que preocupan y ocupan a la población.
Presidencia se encuentra en la disyuntiva de frivolizar la imagen presidencial para reducir el impacto de la conversación vinculada a corrupción en su entorno directo.

Foto: Presidencia de la Republica – ROU Sec.-Com.-Inst.